lunes, 14 de julio de 2014

Sueño 4

-Ésta es la última sesión de la primera fase. Una vez que despierte, Fisk le administrará una encuesta para controlar el proceso. Por lo demás todo va como siempre, puede dormirse cuando lo desee.

Entro al cubículo al que sólo se puede llegar por escaleras exteriores, es un cuarto o quinto piso ubicado en la parte superior. Ahí encuentro finalmente a mi abuelo, está tratando de alistar un hilo negro y uno rojo en la única máquina costurera de la que dispone el buque, es una aparatosa caja de madera ubicada al centro. A pesar de que el mar está calmo, le cuesta trabajo mantener el equilibrio, pues en los pisos superiores el movimiento de la embarcación se amplifica considerablemente. Al mirar por la ventana veo el horizonte extrañamente cerca, como si se hubiese plegado y comenzara a abalanzarse sobre nosotros, es una ola de al menos veinte metros que avanza implacable por estribor. Sé que por mucho que se mueva cuando llegue, nuestra flotación no corre peligro, sin embargo admito que al ver esta monstruosidad siento un poco de miedo.
-Afírmate.
No parece haberme oído, está sumamente concentrado en un hilo rojo que se rehúsa a ser hilvanado.
-¡¡Afírmate!!
Noto la impresión en su rostro al observar la gigantesca masa de agua que ya golpea con fuerza aturdiendo por un instante la visibilidad en las ventanas. No ha pasado nada, el movimiento no fue tan fuerte como creí, sin embargo el mar del otro lado de la ola es cosa totalmente distinta, nunca había visto las olas golpearse unas contra otras con tal furia, pareciera como si todas conmocionadas buscaran un lugar a dónde ir, un tumulto de valles y crestas de unos siete metros totalmente desorientados. Tenemos que bajar, esta cosa se va a empezar a mover harto, pero no podemos salir, las olas están pegando y nos pueden botar. Él sólo se aferra lo más fuerte que puede a una baranda, afortunadamente llevamos treinta días navegando y ya sabemos a qué atenernos. En ese momento sentimos un golpe, una lancha cubierta totalmente por el agua es azotada contra los fierros con violencia, imposible saber si tiene tripulación, por más que quisieran, el ímpetu de este mar decide sobre cualquier maniobra que intentaren. ¿Qué hace una lancha en estas aguas?, nuestro buque apenas logra mantener su rumbo. Veo que la popa se inclina a estribor por donde aún da tumbos la lancha, adivino una improvisada maniobra de faena del capitán para salvar la diminuta embarcación subiéndola a bordo. La maniobra tiene éxito, sin embargo nadie sale a celebrar. Por un momento me parece ver un mástil enorme pasar frente a nosotros, vuelvo a verlo brevemente a babor, pertenece a una nave que nos superará al menos tres veces en tamaño, pero ¿cómo puede moverse tan rápido? Un súbito remezón me arranca de mis divagaciones, las olas nos azotan contra un buque casi tan grande como el nuestro, las dos masas de fierro rechinan mientras un vaivén las separa brevemente sólo para volverlas a azotar con aún más fuerza. El desconcierto se puede sentir en el aire húmedo. El enorme mástil misterioso vuelve a aparecer un instante por estribor y desaparece bajo popa. Los dos buques desamparados se separan y finalmente caigo en la cuenta de que estamos girando a la sazón de un gigantesco torbellino. Un terror efímero me devuelve a la realidad, él también lo sabe, no hay mucho más que hacer que asirse a esa delgada baranda en la que nos aferramos a toda esperanza. No sé qué pasa con algo que cae en un torbellino, pero imagino que pronto estaremos nuevamente en el mar calmado como si nada hubiese ocurrido. El mar alrededor comienza a elevarse, veo por última vez el mástil a lo lejos, parece inmóvil. Comienzo a sentir mi cuerpo aligerarse hasta que de golpe nos arrebatan la luz y la gravedad, sólo quedan un cúmulo de silenciosos músculos tensos. Me doy cuenta de que si la caída cesa de pronto, no tengo mucho que hacer, mejor me relajo, cierro los ojos. Y despierto.

-Cómo se siente.
-Un poco cansado.
-Las lecturas de esta sesión no fueron satisfactorias, su actividad cerebral se comportó de forma impredecible. Sin embargo esto no tiene importancia para usted. De todas formas la próxima sesión comenzaremos con la segunda fase, para eso es necesario que se tome una de éstas la noche anterior a la sesión. La caja contiene cuatro, debe tomar una antes de cada sesión de la segunda fase.
La caja era completamente blanca, igual que las tabletas. Sólo tenía el número “026” grabado en uno de los bordes. La observé un rato con sospecha, no sabía si estaba dispuesto a arriesgarme hasta ese punto, pensándolo bien, teniendo en cuenta que estaba en una dimensión distinta, las normas éticas podían no ser las mismas a las que estaba acostumbrado. El fármaco perfectamente podría tener efectos secundarios fatales si aquello no estaba legislado de la misma manera que yo conocía.
-¿Para qué son?
-Descuide, son nada más que para regular el ciclo del sueño, o mejor dicho para desregularlo, sin embargo esto no tiene ningún efecto adverso, es posible que se despierte un par de veces más de lo común para usted durante la noche en que las tome, sin embargo no habrá más cambios que éste.
-¿Cómo así?
-El medicamento altera su ciclo de sueño reajustando el ritmo hormonal de la melatonina, la hormona encargada de regular sus horarios de sueño. Usted toma el medicamento la noche anterior, de manera que sus hormonas ya están en marcha, por lo que no tendrá problemas para dormirse, sin embargo a la mañana siguiente su sistema estará esperando para reiniciar el ciclo, por lo que cuando duerma en la sesión, los ritmos personales de su sueño estarán limpios y podremos tener una lectura de su actividad neuronal en acople óptimo con sus sueños.
-No le entiendo bien, ¿eso no significa entonces que a partir de ese día me dará sueño a la hora a la que me duerma en la sesión?
-Su conclusión indica que ha entendido a la perfección lo que le dije, sin embargo no debe preocuparse por eso, ya que su ciclo hormonal no puede variar tan bruscamente, por lo que a la hora a la que usted se duerme normalmente, su sistema buscará realinearse con sus horarios normales, de manera que no habrá cambios.
Dentro de todo, no me daba esa sensación de viejo loco que tenía constantemente, parecía estar hablando como un científico común y honesto. Decidí arriesgarme.

El cuestionario que me aplicó el Gordo no tenía nada de extravagante, una serie de preguntas de escala sobre cómo me había sentido y en qué medida podía recordar los sueños que estaba teniendo, también algunas preguntas en relación a la inusualidad de los sueños en comparación con mis sueños fuera de las sesiones.

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