miércoles, 13 de marzo de 2019

La falta de agnosticismo científico

Acabo de escuchar un episodio del podcast Mañanas con Leo, en el que se habla de la dificultad teórica a la que se enfrenta la humanidad para dar respuesta a la responsabilidad que le recae estar produciendo y reuniendo material radiactivo, altamente peligroso. La responsabilidad consiste en dar con formas de prevenir sobre el peligro a futuras generaciones de seres vivos, y futuras quiere decir, 10mil años más: quizás los que las tengan que interpretar ni siquiera sean antropomorfos.

Y algunas de las señales que menciona son a través de comics (menciona que una de las desventajas es que se lean de forma inversa, o que los que los lean no sean humanos), o construir laberintos o estructuras amenazantes que desincentiven a quienes se acerquen (menciona que la desventaja es que podría ser visto como una forma recelosa de custodiar algún tesoro precioso); entre otras.

Estas dos cosas me sonaron extrañamente familiares. Siguiendo esas dos ideas, uno perfectamente podría dar con... construir las pirámides de Egipto. Y más aún fíjense, la advertencia sobre los desincentivos, no es acaso precisamente lo que nos pasa a nosotros con las pirámides egipcias?

Ahora, con disculpas del lector, me voy a tomar la libertad de ponerme esotérico. Y si los egipcios sabían algo que nosotros no sabemos? Y si las pirámides y los jeroglíficos contienen advertencias de lo que se encuentra en esos sarcófagos? Más aún, hemos descifrado que algunas de estas escrituras son advertencias, asumimos que precisamente estas advertencias han sido artificiadas como una forma de disuadir al buscador de los tesoros que en realidad albergan. Pero, y si eso se debe sólo a nuestra soberbia, al hecho de que nuestra sociedad científico-empírico-céntrica no alberga conocimientos que la sociedad egipcia manejaba?

Quiero decir, existen historias sobre maldiciones que custodian la paz de ciertas momias y sarcófagos. Y se cuentan historias de que esas maldiciones son un arte de magia negra que -nuevamente- se ha posado sobre ellas para protegerlas de los saqueadores. Pero quizás los egipcios comprendían algo sobre cómo la vida que una persona lleva afecta el comportamiento de la materia que entra en contacto con sus restos. Quizás esas maldiciones se deben a que la carga psíquica a la que estaba sometida un faraón, pudiere producir sobre sus átomos una alteración asemejable al de una sustancia radiactiva, y que esos mismos restos pudieren contaminar la biología de aquellos que se le acercasen, produciéndose en ellos efectos negativos que nos puedan parecer metafísicos a nosotros.

Sin embargo, si nuestra ciencia no lo explica, es mitología, en nuestra soberbia no existe el agnosticismo científico, sólo el falsacionismo.