Estaba teniendo una pesadilla y me desperté en el clímax, probablemente porque estaba demasiado asustado en el sueño, me desperté en un momento en el que me había meado los pantalones (en el sueño) y trataba varias veces de decir una frase pero la voz simplemente no me salía. Cuando me desperté, tenía el cuerpo caliente y rígido, todos mis músculos estaban apretados.
Y pese a todo eso, lo primero que hice una vez que desperté fue algo que nadie imaginará: traté de volver a quedarme dormido para volver a la pesadilla.
Y pese a todo eso, lo primero que hice una vez que desperté fue algo que nadie imaginará: traté de volver a quedarme dormido para volver a la pesadilla.
En realidad tenía varias razones para volver:
- El horror que estaba viviendo en esa pesadilla era perfecto, puede ser difícil de entender, pero insisto en que la mayoría de las emociones, independiente de que sean positivas o negativas, pueden disfrutarse. Y este no era un miedo cualquiera, era un terror de una exquisitez sumamente poco frecuente.
- La pesadilla no había terminado, y dentro de mí confiaba en que todavía había manera de dar vuelta las cosas, de lograr que todo lo terrible que estaba pasando en ese momento tuviese un buen desenlace.
- En la pesadilla había una niña, probablemente incluso más aterrada que yo, a la que estaba tratando de salvar, y valía la pena volver con tal de seguir intentando salvarla.
- El nivel de detalle y precisión de la pesadilla era espectacular
No logré volver a dormirme y por eso estoy escribiendo esto. Pero me sorprendí a mí mismo con esta valiente reacción.
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