miércoles, 5 de junio de 2013

Nubes sangrientas

Ahora me pregunto, ¿estoy muriendo? ¿Qué me está pasando? No duele, sólo se siente extraño, desagradable en cierto sentido y agradable a la vez. Mi conciencia y mi concentración fluctúan misteriosamente, partes de mí se alejan y vuelven. De a poco mi cabeza comienza a ser parte de esta extraña deficiencia que siento en el corazón. Pienso que ella se apenará si muero, que debería escribirle que la quiero. Pero, y si realmente estoy muriendo, ¿cuánto tiempo me tomará?, ¿cuánto tiempo permaneceré en este vaivén entre los sueños y la realidad?
Demasiado tiempo ha pasado desde que me dijeron muchas cosas, pensé mucho en ella y me mantuve en este cielo que se desangra con mi lucidez. El día completo he estado en esta conciencia retraída tras la muerte lenta, esperando que de pronto, sin más, ocurra. Me aferro con los pies al mundo y con las manos alcanzo la muerte, mi pecho etéreo amenaza con levantar la tierra entre mis dedos. No sé si me cansaré de esto, no sé qué es, no se si muero o vivo más que nunca, es algo o es nada, nada parece distinto fuera de mí, aunque todo se tiñe de un velo nuboso.