La reja ante mí se erguía formidable, cada vez más alta. Me quedé parado como un estúpido esperando cualquier cosa, no sé, algo. Un banco me hizo sentar y me apaciguó, no era verdad. No era verdad, pero era verdad porque al fin, nada había sucedido. El celular me remeció la mano y el corazón. Contesté y una lágrima del auricular clamó "¡Vuelves?" ¡Vuelvo!. Inmediatamente heché a correr. A correr como nunca antes había corrido, sólo para encontrar de nuevo la reja implacable. No respondí que todavía estoy enamorado de la ilusión de quererte porque no preguntaste por qué había vuelto porque no estabas ahí. Porque nunca llamaste.
Me rehuso a seguir buscando el amor. Si quiere, que me encuentre. La amargura escribía en mi lengua, mejor dicho, que yo jamás lo iba a encontrar. Nunca más desperté.
viernes, 18 de septiembre de 2009
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2 comentarios:
Habías comentado la entrada anterior, que es igual de nada xD
oli?
oh, que extraño, mi blog te odia xD
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