La cirrila es una
enorme culebra lanuda, de aspecto ligeramente chato, aunque antes de la esquila
aparenta mayor redondez. El abdomen está cubierto por blancas escamas suaves,
mientras que el lomo de cuero está cubierto por espesa lana de color dorado
pálido. Un adulto promedio puede medir alrededor de diez metros de longitud,
aunque también se han documentado ejemplares de casi veinte metros, y su peso
suele alcanzar poco más de una tonelada. Este reptil herbívoro ha convivido con
humanos desde tiempos ancestrales, estableciendo, en muchas sociedades,
relaciones de mutua dependencia. Por su carácter descuidado y curioso resulta
presa fácil de depredadores en la naturaleza, de manera que se la encuentra
casi únicamente en cautiverio. La cirrila suele ver al humano como líder de la
manada, a quien sigue entendiendo que es el responsable de velar por la
protección del grupo. En el intercambio, la actividad ganadera se beneficia del
animal obteniendo lana y leche. También es frecuente encontrarlas como animales
de compañía en familias muy pudientes, por su temperamento amistoso y delicado,
aunque es necesario disponer de territorios muy amplios para su hábitat.
Extraído del índice de bestias Parte I
Extraído del índice de bestias Parte I
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