lunes, 29 de mayo de 2017

Vaco

Mientras parecía que la discusión iba a volver a estallar, alguien se aproximaba sin que lo notáramos. Su voz familiar era lo último que queríamos escuchar en ese momento.
-¿Por qué no le preguntan a Roberto? Ah Robertito, veo que te guardas bien tus secretos, ¿no?
Al verla todos los togas se prepararon, como si fueran a comenzar una batalla, afortunadamente nadie prestó mucha atención a sus palabras, aunque supuse que iba a tener que dar explicaciones luego, Andrea me observó de reojo, con sospecha, sin dejar de concentrarse en ella. Jarso se dispuso en frente.
-Calia. Tienes el descaro de venir aquí…
-¡Suficiente! Me van a dar al viejo.
Calia tenía algún truco bajo la manga, no iba a aparecerse sola frente a los togas. Andrea también lo sabía, era la única que miraba a todos lados buscando algo. Temí que en realidad viniera sola confiando en haber obtenido los mismos poderes que los experimentos de Albers me daban en los sueños, si era así bien poco podíamos hacer contra ella, si acaso era capaz de controlarlos mejor que yo, todo estaba perdido de antemano. Sabía que tenía que empezar a concentrarme para usarlos primero, mientras los togas la mantenían ocupada.
-Calia, por qué. Tú debes estar al tanto de lo que le ha costado Vaco al mundo, no puedo creer que trabajes para ellos.
-Já. Jarso, monito, por favor. Yo no trabajo para Vaco. Yo soy Vaco.
-Qué—
Durante un momento el grupo se quedó en un tenso silencio. La mirada de Calia se posó entonces sobre Andrea que seguía buscando, cada vez más preocupada. Comenzó a caminar hacia ella, pero Jarso la detuvo.
-Creo que será mejor que te vayas.
Los togas permanecían en sus posiciones, sus músculos más tensos cada segundo. Calia simplemente movió su dedo en señal de negación, se encontraban a pocos centímetros, a esas alturas varios togas se preguntaban de dónde provenía su prepotente confianza. Hasta que desde el túnel tras de ella comenzaron a salir uno tras otro los sujetos de negro que la acompañaban. Dos decenas de ellos, todos idénticos, la mitad cargando las mismas varas amarillas que el tipo en la zapatería, la otra mitad sostenía una especia de rifle metálico en el que se podían observar dos compartimientos de vidrio en la parte superior, con líquido rosado y amarillo respectivamente. Sistemáticamente fueron intercalándose en una única línea tras Calia, y entonces apuntaron sus armas hacia nosotros. Advertí a los togas sobre las lumas calientes, pero también me preocupaban esos extraños rifles.
Andrea había dejado de registrar el lugar en silencio y estaba completamente enfocada en Calia y su grupo de matones. Jarso aún intentaba dialogar con Calia, sin embargo ella insistía en su interés por Albers, obstinada en que nosotros conocíamos su paradero. Amanísara había adoptado su forma espectral, el resto de los togas se preparaban para pelear en distintas posiciones; Chiro se había agachado, como preparándose para una carrera.
Ignoraba cuántos de los togas eran ikghurianos, suponía que sólo un par aparte de Chiro y Amanísara, por su estatura. Aunque Chiro era de estatura promedio, por lo que quizás más de ellos lo eran. De todas formas no sabía con qué medios contábamos para defendernos, la situación no parecía estar a nuestro favor. Preferí no actuar de inmediato, ya que si hacía cualquier cosa, probablemente lastimaría a todos allí. Finalmente fue Calia quien inició el enfrentamiento, interrumpiendo a Jarso, que aún intentaba obtener alguna explicación de su parte.
-Bueno, no importa, igual tengo que deshacerme de todos ustedes.
Diciendo esto se agachó e hizo un gesto a los sujetos parados tras de ella, que comenzaron a disparar.
-¡HACIA LOS LADOS DE ELLOS!
Mientras que Amanísara se dirigía hacia los sujetos y Chiro desaparecía como por arte de magia, sin ningún espacio para escondernos, no nos quedó más opción que seguir la instrucción de Andrea. En apenas unos segundos nos encontrábamos a ambos extremos de la línea que habían formado, y los sujetos habían dejado de disparar. No había visto ni escuchado ningún proyectil de sus armas, pese a ello tres togas habían quedado tendidos en el suelo manchados de sangre y varios otros se quejaban en alaridos. Amanísara trataba de acercarse al grupo, amenazante, sin embargo su forma espectral parecía no protegerla del calor de las varas amarillas que algunos sujetos movían hacia ella.
Algunas de las plantas de coralis alrededor de nuestros atacantes se remecían y explotaban, afectando su capacidad de apuntarnos, aunque sin causar mayor daño. En realidad el único que resultaba útil era Chiro, que de alguna forma se encontraba en el centro del grupo de sujetos y con gráciles movimientos los incapacitaba uno por uno. Los demás nos encontrábamos completamente inútiles. Chiro ya había echado tres al suelo cuando lo notaron dando saltos de uno a otro, apenas se concentraron en él, el resto de los togas se dispusieron a atacar. Rápidamente los habían reducido a todos, resultando sólo uno de nuestro grupo alcanzado por un batazo que le dejó una fea quemadura en el hombro.
Chiro sostenía a Calia, que con expresión molesta parecía resignarse mientras Jarso se acercaba. Mientras tanto Andrea examinaba un rifle.
-¿Por qué decidiste que nos moviéramos hacia los costados?
-Por la línea que formaron intercalados, no es una posición normal si vas a disparar. Si formaron una sola línea significa que estos rifles tienen un rebufo trasero, similar al de algunas bazucas. Si te fijaste, cuando estuvimos a sus lados dejaron de disparar. Mira, el rifle tiene dos salidas, sospecho que ambas tienen similar potencia.

Mientras algunos togas ayudaban a los heridos a incorporarse, otros ya habían constatado las bajas, tres de los nuestros habían fallecido, los proyectiles invisibles los habían perforado de un lado al otro. Andrea se reunió con Jarso para interrogar a Calia.
-20 copiáceas de una misma persona. Creí que el máximo eran tres.
-Podemos hacer mucho más que eso.
Algo de satisfacción en su voz me produjo una profunda frustración, la habíamos atrapado y podíamos interrogarla, aparentemente tenía un cargo importante en Vaco, es decir, milagrosamente el objetivo de los Togas había avanzado muchísimo, aún así no se sentía como una victoria. Andrea estaba impresionada por la cantidad de copiáceas, hacer tan solo una era inmensamente costoso, no sólo en términos de recursos, sino que también en términos físicos para la persona de la que provenía esa copiácea. La tecnología que Vaco había usado para hacer tantas copiáceas de una persona, definitivamente estaba muy lejos de lo que se había puesto a acceso del público.
-Pero eso da igual. ¿Has visto lo que pasa alrededor tuyo? No puedo ser la única que ve algo maravilloso en las distorsiones espacio temporales. Albers tiene la clave para controlarlas y nuestro Robertito aquí es la prueba.
-Cuál es tu posición en Vaco.
Calia continuaba su monólogo sin prestar atención, y Jarso seguía intentando cuestionarla. Yo estaba helado, simplemente tratando de hacer como si no supera de qué hablaba.
-Albers estaba haciendo pruebas con nuestra materia prima. Albers y nosotros sabemos que los extractos de coralis tienen propiedades impresionantes, el problema es cómo aprovecharlos.  Finalmente Albers con su experimento logró enviar a Roberto a través del tiempo, y nosotros seguíamos de cerca el uso de los fluidos, supusimos que la clave estaba en la proporción que usaba, sin embargo ¡no da resultado!
Me costaba esconder la impresión, Andrea se volvió sobre mí.
-Roberto, de qué está hablando.
Me sentía pálido, noté que no estaba haciendo un buen trabajo en pasar desapercibido.
-Robertín les ha mentido desde hace rato. Sabe mucho más sobre las distorsiones y Ra’lla que todos ustedes juntos. Pero no te preocupes Robertín, no vas a tener tiempo para dar explicaciones de cualquier modo.

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