sábado, 22 de abril de 2017

El último laboratorio

Todavía me ardía la piel en varias partes, pero no podía seguir acostado. Ya habían pasado tres días desde el incidente con el líquido y necesitaba respuestas. Sabía que no había rastros de Albers ni Calia, pero tenía que encontrar a cualquiera de los, sólo ellos podían tener respuestas. Auron no se inmutó cuando me levanté del lecho improvisado con frazadas viejas, entonces noté que realmente en ningún momento me había dicho explícitamente que necesitaba permanecer en reposo, yo lo había interpretado en sus gestos. Tampoco me prestó atención mientras me disponía a retirarme, una parte de mí quería agradecerle de alguna forma por sus cuidados, otra parte, en cambio, percibía que lo correcto era sólo retirarme sin más.
Afuera me esperaba Jarso, el semblante sombrío me recordaba ligeramente al de Zóhoro. Era la primera vez que lo veía solo, en realidad no estaba solo, pero ni él ni yo sabíamos que Chiro se encontraba observando la escena desde algún lugar entre la vegetación.
-Veo que ya estás mejor.
-Sí, cómo estás tú, ¿todo bien? ¿Descubrieron algo sobre las distorsiones espaciales?
Él estaba parado frente a mí con toda su concentración en mis ojos, y yo desde el principio les escondía mis travesías temporales a los togas. Es difícil preguntar por qué uno es interpelado antes de ser efectivamente interpelado, es mostrarse honesto a la vez que revelar que se esconde algo. De todas formas mi tono de vos, mis palabras, todo en mí mostraba que estaba evitando el tema.
-¿Sabes por qué quiero hablar contigo?
-Dejémonos de tonterías, pregúntame lo que quieres saber, no tengo nada qué esconder.
Una mentira estúpida, por qué diría eso a menos que efectivamente tuviera algo qué esconder.
-Quiero saber qué hacías con Zóhoro en los campos de coralis—No, quiero saber si tú mataste a Zóhoro.
-Cómo podría…
 Hice una pausa, antes de responder tenía que analizar la situación. Jarso estaba preguntando únicamente por Zóhoro, la emoción en su pregunta indicaba que sólo había establecido un vínculo entre las circunstancias de la muerte de Zóhoro y yo. Más importante, no parecía tener nociones sobre mis poderes. Podía hablar de los hechos, yo había estado ahí, había visto a Zóhoro en sus últimos momentos, él mismo me había llevado a ese lugar, de manera que le expliqué lo ocurrido obviando mis incursiones en viajes temporales. Zóhoro me había llevado a los campos de coralis y me había dado una paliza, incluso fui honesto sobre el motivo, dudaba de mí. Finalmente un cristal enorme había caído sobre el lugar poniendo fin a su vida y casi la mía. En ese momento noté la fortuna de este hecho, si mi vida no hubiese estado en riesgo definitivamente los togas habrían estado disectándome en esos mismos momentos. También fue afortunado que olvidara mencionar a Chiro en mi secuestro, pues no tenía cómo saber que estaba escuchando toda la conversación.
-Ya veo, eso suena como Zóhoro. Sí que te dio una paliza.
Sonrió, recién entonces lo noté, el dolor en mi piel no sólo venía de las quemaduras; por todas partes tenía marcadas las garras. Aun así, ¿había matado yo a Zóhoro? Después de todo yo tampoco tenía la respuesta a esa pregunta.

Camino a Nueva York me comentó sobre los hallazgos en la apertura de Nueva York y que probablemente tomaba lugar en 1542. También me hizo algunas preguntas sobre la inundación, le comenté del cristal que había caído súbitamente y se había derretido instantáneamente, remarqué el hecho de que el volumen de agua había sido mucho mayor que el tamaño del cristal. También me comentó que Onon se encontraba sin actividad en Vaco desde ese día, que aparentemente le habían dado vacaciones y la habían asignado a otro continente a partir de unos días más.
Decidí dirigirme al laboratorio de todas formas, tenía la sensación de que ya no volvería a ver a Albers nunca más, aun así, Fisk podía saber algo. Al acercarme noté que no había nadie en la recepción, adentro se escuchaban golpes metálicos. Entré sin reparar más, pero antes de llegar al umbral, un sujeto enorme en gabán gris se abrió paso tras éste bloqueando el mío.
-Cerrado.
No parecía ser alguien a quien le faltaran las palabras, pero no iba a decir más que eso.
-¿Qué?
-Cerrado. Fuera.
Me tomé unos segundos, no para pensar cómo desafiarlo, sino por la impresión, era surrealista que un matón me cortara el paso en estos momentos. A él no le pareció lo mismo, sin expresión de arrebato levantó un lado del abrigo y extrajo una vara de madera de intenso amarillo en el segmento superior y suave azul en la empuñadura. Me hizo algo de gracia verlo agitar controladamente el colorido instrumento en dirección a mi cara.
-Fuera.
Continuaba tan serio como yo pasmado, eso fue suficiente para que golpeara suavemente el mesón, e que al contacto con la vara pareció estallar en vapor y toda la zona de contacto quedó hecha carbón expeliendo olor a quemado.
-¡Fuera!
-¡Tú eres un agente de Vaco! ¿Verdad? Qué está haciendo Vacó acá.
-Suficiente, ¿quieres entrar? El jefe va a saber qué hacer contigo.
Me hizo gracia, creía que con un palito caliente me podía asustar, no tenía idea de lo que yo era capaz. Cerré los ojos y lo dejé simplemente tomarme del cuello de la camisa mientras me concentraba, sólo tenía que detener el tiempo, ver qué pasaba en el laboratorio e irme de ahí. Me concentré mientras me arrastraba hasta adentro, los segundos que le tomó pasarme por la sala con el asiento de pruebas y arrojarme hasta la sala de mediciones. ¡No había funcionado! No entendía, ¿acaso las otras veces habían sido suerte o coincidencia? ¿Realmente eran los experimentos de Albers los que me llevaban en el tiempo, realmente había sido un meteorito el cristal rosado? No podía ser tal coincidencia. No importaba, ahora estaba en verdaderos problemas.
-Jefe, este intruso estaba muy determinado a entrar acá.
-¡¡Fisk!!
-Buenos días señor Sáilinguer.
Respondió como si no supiera de qué se trataba, permaneció parado en una esquina sin hacer gesto alguno. No, Fisk no era el jefe, el jefe en su gabardina beige se encontraba muy concentrado agachado tras unas máquinas junto a otro matón revisando algo.
-¿¡Calia!?
-Roberto.
Con una tranquila sonrisa en su rostro hizo un gesto al tipo tras de mí para que me ayudara a levantarme. Ninguno de nuestros dos acompañantes se inmutaba en absoluto ante la situación.          
-Qué afortunada llegada, justo estaba acordándome de ti.
-Calia, qué es esto, qué están haciendo aquí. ¿Dónde está Albers?
Entrejuntó los ojos.
-Esperaba que tú pudieras decirme. No importa, necesito que me ayudes a ver cómo funciona esto. ¿Te molestaría explicarme qué hacía Albers acá? Este gordo parece que de verdad no sabe nada.
Fisk sólo juntó las cecas inflando un poco las mejillas algo confuso.
-Por supuesto que me molestaría, tú tienes harto más qué explicar.
-No seas ingenuo Roberto, no estás en posición de hacer demandas.
El sujeto tras de mí me tomó entonces por los brazos y me afirmó desde la espalda, no podía moverme. Calia se acercó lentamente. No tenía sentido intentar zafarme, el tipo era dos veces mi tamaño.
-Yo sé que tienes muchas preguntas, yo sé que ya tenías varias preguntas antes de saber que trabajo para Vaco, y que ahora tienes más. Y quizás con algo de tiempo tus dudas incluso se aclaren. Pero ahora no estamos aquí para eso, ahora vas a decirme qué hizo Albers contigo.
Por qué quería saber qué hizo Albers conmigo, y por qué ahora, algo sobre el cristal rosado tenía que ver con todo esto, al menos esa pista podía rescatar de nuestro breve encuentro con Onon. En fin, no tenía mucho caso reflexionarlo demasiado.
-No tengo idea. La verdad es que yo sólo me acostaba a dormir, qué pasaba acá atrás, no tengo idea.
Me miró fijamente muy de cerca.
-¿Crees que no sabemos lo que has estado haciendo los últimos meses? Sabemos perfectamente, quizás no sabemos qué hay en el futuro, pero lo vamos a descubrir con o sin tu cooperación.
El tipo me apretó con más fuerza, sentí que el codo derecho se me rompería en cualquier momento, esto no era ninguna broma. Tenía que intentarlo de nuevo, si Calia tenía tanto interés en el experimento de Albers, tenía que significar que algo me había hecho, eso era lo que ella quería. Me concentré nuevamente, esta vez calmé mi respiración, me enfoqué en el olor de Calia alrededor, cada vez más patente, comencé a visualizar el barrio Nueva York, a concentrarme en la sensación del lugar, los edificios, los adoquines… Entonces sentí algo tibio en los labios, tuve que abrir los ojos, los suyos, aun cerrados, dejaban ver toda su belleza a milímetros de mí. No entendía nada.
-Ah-ah. Roberto malo, el ser humano es una cosa muy interesante, y muy imperfecta.
-¿Qué--?
-Eres lindo, sabes, lo reconozco. Pero no nuestro no podría haber sido.
Se largó a reír, lo estaba disfrutando, ¡lo había hecho a propósito para desconcentrarme! Y había funcionado, no era capaz de volver a poner el foco, cerré los ojos, e inmediatamente los volví a abrir, ese beso esperado e inesperado a la vez era todo en lo que podía pensar.
-Karis, toma eso, lo vamos a llevar con nosotros.
El sujeto levantó con dificultad una esfera metálica de unos 40 centímetros de radio, estaba afirmada por varios tornillos y placas, algunas sobresalían dejando ver un grosero espesor. En un punto específico algo que parecía ser una puertecilla con un extraño mecanismo. Lo miró con descontento, al parecer habían estado tratando de abrirla y no lo habían logrado.
-Me imagino que tú tampoco sabes cómo abrir esta cosa.
-Ya te dije que nunca vine a esta sala.
Ambos miramos a Fisk nuevamente, quien tranquilamente se encogía de hombros, él también veía el aparato por primera vez. Se dispusieron a retirarse, el sujeto todavía me así fuertemente, pero no me iba a rendir. Si tan sólo podía concentrarme unos instantes. Decidí usar su truco contra ella, decidí concentrarme en ese beso, si no podía quitar mi mente de ese instante, al menos podía usarlo para concentrarme; algo debía lograr con ello. Cerré los ojos, lo visualicé, una mezcla de placer y rabia me llenaban, no servía. Lo intenté de nuevo, dejé que la rabia me llenara; pero Calia tampoco había terminado. Con un certero rodillazo en la entrepierna me dejó tendido en el suelo mientras Fisk observaba compartiendo mi dolor.
-Tú crees que tienes un poder después de los experimentos del viejo. Pero no tienes ni medio, ya verás.
Y así se retiró su figura meneando la gabardina de lado a lado entre los abrigos de sus acompañantes.

viernes, 21 de abril de 2017

Nota explicativa (sobre (GRIETA))

En vista de que aparentemente existen lectores, posiblemente regulares, quisiera tomarme un minuto para explicar ciertas inconsistencias que encontrarán en la lectura de la novela a medida que se escribe.

Resulta que acá voy subiendo los capítulos apenas los escribo, eso significa que se puede leer la historia prácticamente en tiempo real. La desventaja es que hay varios detalles que voy arreglando en el camino, por lo que algunos hitos de la historia según están acá se contradicen con capítulos anteriores, o surgen elementos para los que falta contexto. Lamentablemente no actualizo los capítulos ya subidos.

En cualquier caso es mi intención publicar el libro una vez esté terminado, en dicha versión podrán encontrar la historia pulida.

martes, 18 de abril de 2017

Reconocimiento

-Cuidado con separarse mucho, recuerden que no tenemos la ayuda de Onon acá.
Los grupos se esparcieron en dos sectores, el grupo de Andrea comenzó a recorrer el mismo barrio, en tanto el de Jarso se dirigió hacia noreste con la intención de explorar un extenso bosque que circundaba el cerro Santa Lucía en Ra’lla a la vez que subir a su cumbre para tener una mejor panorámica. En tanto comenzaban a investigar, recibieron la visita de Amanísara y Fattus.
Era siempre alucinante ver a Amanísara hacer uso de sus habilidades ikghurianas, su figura alargada se desdibujaba ligeramente y crecía aún más, a la vista parecía fluctuar entre estar y no estar ahí, sólo permanecía vívido su cabello, el cual se alborotaba ingrávido. Al acercarse y disminuir su velocidad, el espectro lentamente volvía a revelar su espléndida y delicada figura, y sobre sus intensos ojos verdes caía suavemente su melena café grisácea. Junto con ella se aproximaba Fattus en ligeros saltos, siempre cuidando disminuir muy lentamente su momento. Fattus era especialmente cuidadoso, su habilidad no era otra cosa que un excepcional control sobre su musculatura lisa, sin embargo ello también era su peor riesgo y lo sabía de muy cerca. Su padre, de quien había heredado la habilidad, se lo había advertido desde pequeño, el excesivo poder que podían ejercer sus músculos era demasiado para su cuerpo, las extremidades paralizadas de su padre no eran siquiera necesarias para creerlo, Fattus había sentido repetidas veces estar a punto de destrozar sus propios huesos ante súbitas alteraciones emocionales. Esto lo mantenía en un constante estado de alerta, nunca consideró su habilidad como algo positivo, sin embargo no había forma de escapar de ella, era mejor aprender a controlarla lo mejor posible, al menos le permitía desplazarse a grandes velocidades sin cansarse, siempre que tomara las precauciones necesarias.
-Ya hemos cubierto unos 5 kilómetros a la redonda y no hemos encontrado nada.
Sokario no había regresado con ellos porque era el único humano de los tres, él simplemente gozaba de un excelente estado físico y era capaz de correr una maratón sin mayor dificultad.
-¿Cuánto crees que pueden cubrir en las próximas dos horas?
-Unos 50 kilómetros, pero si nos concentramos en focos urbanos podríamos abarcar hasta 300 kilómetros.
-Ya. Que Sokario registre los bosques y los montes cercanos. Ustedes hagan eso.

En primera instancia, varios togas reportaron a Calia, que efectivamente el color del cielo les parecía ligeramente más azul que de costumbre. Para ella esto hacía inclinar inmediatamente las suposiciones hacia la idea de que se encontraban en una tercera dimensión paralela, y no en un tiempo o fenómeno distinto dentro de Ra’lla mismo.
En las afueras, Jarso recababa algunos datos similares. En primer lugar la temperatura era perceptiblemente más alta que en Ra’lla para la misma época del año, lo cual habían establecido por la posición del sol. Por otra parte encontraron una menor población de coralis que la existente en Ra’lla, y estos mismos eran de menor tamaño en este paralelo. A Andrea le pareció significativo el hecho de que allí también hubiesen coralis, más que el hecho de que fueran ligeramente distintos a los de Ra’lla. Con todos esos datos era sensato asumir que se encontraban en una dimensión distinta, aunque evidentemente más cercana a Ra’lla que a la Tierra.
Dentro del barrio, todo era igual que en el barrio Nueva York de Ra’lla, las únicas diferencias que pudieron encontrar fueron la falta de la Grieta en el callejón, y que el laboratorio oculto en la zapatería se encontraba completamente vacío. De todas formas estuvieron de acuerdo en que el simple hecho de existir ese laboratorio y el galpón de industrias Vaco eran coincidencias importantes. Aunque el galpón había quedado completamente destruido, por lo que no había forma de contrastarlo con industrias Vaco.
De todas formas, seguían sin ninguna hipótesis que pudiese explicar la carencia de seres humanos en ese lugar.

Todo parecía indicar que la apertura en ese lugar era azarosa y que no tenía mayor conexión con las distorsiones espaciales en Ra’lla, hasta que finalmente volvieron Amanísara, Fattus y Sokario, este último portando un objeto particularmente revelador.
En sus manos sudorosas cargaba un periódico en perfectas condiciones.
-Lo encontré en la cabaña de Auron, supuse que podía ser de utilidad. Por cierto, la cabaña estaba igual que como la dejamos, lo único que no había en ella era Auron. Pero incluso las piedras y los troncos que usamos afuera, estaban ahí.
Amanísara y Fattus no reportaron nada nuevo, confirmaron que el paisaje y las urbanizaciones cercanas coincidían a grandes rasgos con las de Ra’lla. De todas formas los ojos de Andrea brillaban ante el hallazgo de Sokario, adivinaba en éste las respuestas a preguntas que aún no había siquiera formulado.
-Perfecto. ¡Bien hecho! Vamos a volver a Ra’lla ahora a analizar los datos.
Jarso observaba alrededor supervisando que todos volvieran al túnel y registrando la posibilidad de haber obviado algún elemento crucial. Andrea entre tanto afirmaba el conjunto de papel como un objeto precioso, como si tuviera en sus manos un gran molusco extraído del fondo del océano y no queriendo arruinar el destino de la perla que esperaba hallar dentro de él, lo guardaba cuanto más le permitieren sus ansias.
Finalmente llegaron todos a los campos de coralis, donde un monumento improvisado con piedras blancas recordando el deceso de Zóhoro, servía también de punto de encuentro para los togas. Acordaron que la dimensión paralela era sorprendentemente coincidente con Ra’lla, algunos togas incluso se inclinaban a suponer que la apertura se encontraba en la misma dimensión, y que las pequeñas discrepancias debían tener otra explicación. Otros coincidían en que debía tratarse de una dimensión parasitaria de Ra’lla en la que no existían habitantes y sin embargo todo lo que ocurriese en Ra’lla repercutía sobre ésta. Mientras se discutía al respecto, Andrea examinaba el periódico, aunque apenas unos segundos le habían bastado para vivenciar la epifanía obvia: la apertura de túnel grieta tomaba lugar exactamente en la misma Ra’lla que ellos habitaban, sólo que algunos meses después.
- “Nuevas cartas entre Grupo Vaco y ERA salen a la luz” es el titular, la bajada agrega “Vaco desmiente cualquier conexión con los grupos extremistas.”, la fecha es del 31 de diciembre de 1541.

A los togas tampoco les hizo falta más que la breve lectura de Andrea, la coincidencia de nombres era demasiado grande. La apertura en Nueva York tomaba lugar en la misma dimensión, sólo algunos meses en el futuro, en 1542. Sin embargo, aún carecían de hipótesis que explicaran cómo el lugar había llegado a quedar despoblado, sólo tenían una fecha: víspera de año nuevo. Por otra parte se abría una nueva arista alarmante, al parecer en un futuro cercano se develaría una conexión entre industrias Vaco y grupos terroristas en Asia; al menos contaban con esta información anticipadamente, eso les permitiría alguna ventaja al actuar.

jueves, 13 de abril de 2017

Previos

Las conclusiones de Andrea no los acercaban demasiado a ninguna información que pudiera llamarse valiosa. En primer lugar, para que la explosión no causara un incendio, implicaba que se había debido a una reacción entre el líquido rosado y los líquidos de los estanques. Eso podía significar dos cosas, podía tratarse de una reacción química inusual entre ellos, aunque parecía más probable suponer que se había producido una reacción física al contacto de elementos calientes en contacto con el líquido a extremadamente baja temperatura, obteniendo una rápida evaporación de este último, lo cual habría aumentado la presión en el galpón haciéndolo estallar. En segundo lugar, resultaba evidente dado que el túnel los había llevado a un barrio Nueva York distinto del que conocían, que el flujo no viajaba únicamente en el espacio, sino que además viajaba en otras dimensiones de la realidad. Ahora bien, no tenían medios para adivinar si el túnel los transportaba a otra dimensión, a otro tiempo en la misma dimensión, ambos a la vez, o inclusive algún otro tipo de viaje que les resultara incomprensible.
No obstante, permanecían sin hipótesis que pudiesen explicar por qué el lugar al que habían llegado se encontraba completamente despoblado. Adicionalmente, las circunstancias abrían una nueva interrogante, de todos los lugares en los que podían salir del túnel grieta, ¿acaso no estaban todos ellos en distintos lugares de Ra’lla? Dado que industrias Vaco no lo estaba, ello significaba que bien las otras aperturas podían corresponder también a realidades paralelas a Ra’lla. En otras palabras, los togas hasta entonces habían creído que en las aperturas del túnel habían estado explorando lugares de su propio planeta, cuando, al parecer, habían estado apenas echando un vistazo a mundos paralelos en los que no tenían idea de qué otras cosas, fenómenos o criaturas podrían existir.
Finalmente, decidieron que la única forma de despejar las dudas y conocer, al menos en qué lugar se encontraban, era aventurarse a explorar las aperturas del túnel a la luz de la nueva información.

Se dedicaron a ello durante varios días. Mientras tanto yo permanecía recuperándome de mis quemaduras en una cabaña en la que residía uno de los togas, en un recoveco del parque forestal. Aprendí que solían congregarse en dicho lugar con tanta frecuencia como lo hacían en la grieta de Nueva York. Durante ese tiempo tampoco se vio a Albers ni Calia por ninguna parte, los togas posicionados en la vigilancia de Nueva York comentaron que sólo se había visto a Fisk atender la zapatería, Jarso había solicitado mantener observado el establecimiento, ya que intuía que Albers podía saber algo, o incluso estar involucrado en las distorsiones espacio temporales. Su suposición parecía confirmarse por la misteriosa desaparición del sujeto en cuanto se había dispuesto vigilancia sobre él.
En esos días lograron establecer algunas hipótesis bastante sólidas. Con ayuda de Onon, pudieron teorizar que el túnel se abría en dos tipos de lugares, los primeros coincidían con el espacio y tiempo de Ra’lla y otros coincidían a una dimensión distinta. Resulta que en algunas de las aperturas podían establecer contacto con Onon, mientras que en otras no, así establecieron que la apertura en barrio Nueva York, así como aquella que se encontraba en los campos de Coralis, correspondían al mismo espacio tiempo. Por su parte, el escondite en la grieta, el galpón de industrias vaco, y otras salidas en una montaña y un bosque, no se encontraban en Ra’lla, ya que desde dichos lugares no podían comunicarse con Onon.

-Ok, tenemos tres objetivos, vamos a proceder lo más rápido posible, recuerden que estamos en territorio presuntamente desconocido y nuestra única forma de volver a casa es el túnel grieta, así que vamos a terminar lo más rápido posible. No queremos arriesgarnos a ver lo que pasa si se cierra el túnel.
El grupo de togas sentados entre los coralis escuchaba a Jarso, Andrea se encontraba a su lado aún pensativa.
-Fattus, Amanísara y Sokario van a buscar rastros de vida. Ustedes son los más hábiles desplazándose grandes distancias, y probablemente eso será necesario si queremos encontrar a alguien. También estén atentos a cualquier señal que pudiera indicar que en alguna parte hubo vida inteligente hace poco tiempo. La idea es irnos todos juntos, así que para ahorrar tiempo pueden partir de inmediato.
Los tres se levantaron y se pusieron en marcha tranquilamente.
-Del resto, la mitad viene conmigo. Vamos a analizar las condiciones naturales del sector, el objetivo es encontrar claves que nos permitan determinar el grado de similitud entre ese lugar y nuestro mundo. Vamos a buscar principalmente diferencias, revisen todos los detalles naturales como características de la vegetación. Pero tengan en mente que debemos analizar todos los elementos naturales, por obvios que parezcan, así que pongan atención a las condiciones en general, temperatura, humedad, trayecto solar, etcétera.
-Pongan especial atención en el color del cielo, háganme saber si lo encuentran inusual.
Los togas observaron a Andrea intrigados, ella no fallaba en sorprenderlos con sus conclusiones a cada momento, por lo que esperaban una explicación fascinante.
-Quizás no es nada, pero de donde vengo yo, el cielo es azul. Yo no podría notar la diferencia entre dos morados distintos, pero ustedes deberían poder darse cuenta si es que el cielo en la salida del túnel es ligeramente distinto al de Ra’lla. En fin, la otra mitad viene conmigo. Vamos a hacer un reconocimiento intensivo del sector del barrio inmediato al galpón. La idea es examinar todos los aspectos sociales del lugar, también vamos a buscar diferencias, necesitamos comprobar diferencias en las costumbres de las personas que debieran habitar ese lugar. Quiero que los más habituados al barrio Nueva York vengan en este grupo, es importante encontrar todas las diferencias con este barrio, por pequeñas que sean, desde los materiales de las construcciones hasta los mismos establecimientos. Y dos cosas son especialmente primordiales, por una parte estén atentos a cualquier implemento que les resulte desconocido, por otra, si alguien encuentra un periódico o cualquier documento similar, repórtenlo con la mayor urgencia a mí o a Jarso. 

Y así fue como todos se pusieron en marcha a reconocer el nuevo mundo. De la forma más eficiente posible. 

domingo, 9 de abril de 2017

Nueva Nueva York

-Onon, Calia…
Entre ambas me recogían del suelo, ¿estaba en un hospital? No, estaba en industrias Vaco, a mi alrededor se erguían los estanques llenos de líquidos de colores, aunque desde la planta baja sólo parecían enormes barreras curvas de aluminio. Onon y Calia se encontraban desconcertadas, en realidad la expresión de desconcierto en Calia era una excelente visión que jamás creí que vería, aunque sólo duró unos segundos, su agilidad mental le permitiría articular varias explicaciones inmediatamente. Tan pronto como estuve de pie me invadió con preguntas, la primera de ellas me llamó especialmente la atención.
-¿Ustedes se conocen?
No. Jamás nos habíamos visto, pero de alguna forma sabía quién era Onon. Ella por su parte negó con un ademán seguro.
-¿Tú lo conoces?
Calia no estaba interesada en Onon, regresó si atención a mí.
-¿Estás bien? ¿No te pasó nada?
El tono de su pregunta había cambiado casi imperceptiblemente, en su mirada sentía la agudeza de un halcón posado sobre mí con su intención fija. Me registró fugazmente con la vista y volvió. Tomó un instante y esgrimió su siguiente frase con especial énfasis.
-Qué bueno que el cristal no te cayó encima.
Diciendo esto me observó con especial atención y pudo captar claramente mi sorpresa al escucharla. Cómo podía ella saber sobre el cristal. Sin saberlo había sido presa de una sesión de cuestionamiento, más aún, había dado toda la información que se me había pedido. Quizás estaba sobredimensionando, tal vez era coincidencia, pero en ese momento tuve la sensación de que había perdido una batalla importante, de que Calia era el enemigo y de una forma incomprensible para mí en ese momento, me había sacado la valiosa información que ahora le daría la ventaja.
-Onon asístelo para que le traten esas quemaduras. Yo voy a revisar que esté todo bien en el galpón.
Y así simplemente, Calia se perdió entre los toneles, mientras Onon me ayudaba a caminar hacia la salida, pude notar que las fuerzas me eran escasas y comencé a sentir el ardor en la piel, tenía varias zonas sensibles en los brazos y las piernas. Me quedó la sensación incómoda de que Calia se me había adelantado, como si corriéramos una carrera invisible en la que debía adivinar el camino y ella supiese exactamente por dónde moverse.

La medicina en Ra’lla era aún más primitiva de lo que había imaginado. Onon me acompañó hasta una tienda parecida a una farmacia antigua, en la parte trasera de la misma la señora que atendía con su delantal de colores me aplicó unos ungüentos en las quemaduras y me ofreció té de yerbas. De todas formas había que atribuir la situación a una falta cultural antes que tecnológica, la tecnología médica existía en Ra’lla, sin embargo el ciudadano promedio recurría a una curandera antes que un hospital. Realmente no tenía siquiera certeza de que existieran hospitales, en todo caso sí había tecnología, al menos superior a la que estaba presenciando en ese momento; la cuestión era si la misma estaba disponible al público o no.
Mientras tanto muchas cosas sucedían simultáneamente en Nueva York. En el laboratorio de Albers entraba Fisk saboreando el último bocado de su salchicha, la cual se le atascaba en la garganta y lo congelaba en su lugar al ver la cara de desaprobación del científico. Albers lo tomó con humor entendiendo que no tenía mucho caso a esas alturas y con una palmada lo animó a comenzar a preparar los instrumentos para el siguiente experimento. El gordo se dirigió a la sala de operaciones a disponer todos los instrumentos de medición en su lugar, mientras el flaco preparaba los equipos y conectaba las tuberías a la maquinaria. Encender, encender, encender, abrir, abrir, abrir, presionar algunos botones y girar unas cuantas perillas. Curioso, creyó haber abierto todos los flujos, pero no llegaban a los indicadores principales; algo habría pasado con las perillas. Cerrar, abrir, cerrar, abrir. Todavía no funcionaba.
-¡Fisk! Ven a ayudarme con esto. Las perillas no funcionan, hay que revisar el mecanismo.
Supuso que podrían haberse dañado con el incidente de distorsión temporal, o quizás las tuberías se habrían roto. No podía ser, estaba seguro de haber tenido flujo después de eso. Fisk ya se encontraba desmontando la primera perilla cuando sintió la mano ceñida sobre su hombro y observó la cara de espanto en su jefe.
-¡Cresta! Nos descubrieron.
Pocos segundos después Albers se había retirado del lugar con la firme intención de no volver. La única instrucción para Fisk era quedarse en el frente de la tienda y vender zapatos fingiendo no saber que tras la puerta se hallaba el laboratorio. Él no tenía problema, después de todo, había llegado a esa tienda a vender zapatos, un día Albers lo había puesto a operar equipos científicos en la trastienda, y él había obedecido sin preguntar; así mismo regresaba al mostrador desprovisto de otra preocupación más que la elección de su siguiente bocadillo.

Simultáneamente salían del túnel grieta varios togas seguidos por Andrea y Jarso en el galpón de Industrias Vaco, para su sorpresa se encontraba completamente destruido. Sin embargo lo que más extrañeza les causó no fue el estado de las instalaciones, sino la vista que el suceso les permitía, finalmente podían conocer la ubicación, y la misma resultó bastante evidente. La calle de adoquín tiznada por la explosión bajo los muros antiguos con sus enormes ladrillos de piedra, bastó un vistazo al callejón aledaño desde la salida del galpón para saber que se encontraban en el mismo barrio Nueva York por el que habían llegado.
Instintivamente corrieron hasta la salida para confirmar la confusa visión, en todas direcciones registraron las calles vacías y constataron que efectivamente se trataba del mismo barrio. En ese momento Jarso y Andrea, como compertiendo sus pensamientos, tuvieron la sensación de que algo no estaba bien, ambos se apresuraron hasta la grieta en el callejón, entonces compartieron nuevamente la inquietud por un momento: La grieta había desaparecido sin dejar huella. Tantearon el muro y buscaron cualquier vestigio, sin embargo era claro que en ese lugar jamás había existido la grieta. De inmediato corrieron de regreso a la salida en la fábrica temiendo lo peor, los pocos metros que los separaban de ese lugar se les hicieron eternos imaginándose que habían quedado aprisionados en una realidad alternativa de Ra’lla desprovista del resto de la humanidad. Sin embargo, nuevamente se sorprendieron al reconocer que el túnel permanecía en su lugar.
Junto a los togas que los acompañaban volvieron a través del túnel para analizar con calma la situación, temiendo que en cualquier momento la apertura podría volver a cerrarse y dejarlos extraviados en ese lugar. Sólo pudieron observar tres claves en el lugar. La primera era que el galpón había explotado, sin embargo no habían reconocido ninguna huella que permitiese suponer que algo allí se había incendiado. Segundo, el lugar se encontraba totalmente despoblado, no había ninguna multitud conmocionada en las calles ni cuerpos dejados tras el accidente. Y finalmente todos coincidieron en que algo del lugar les había parecido poco familiar, sin embargo nadie fue capaz de señalar concretamente a qué se debía.