Lo recuerdo con extrema claridad, casi como si lo hubiera vivido. Me encontraba en un campo interminable de margaritas, la luz del sol era especialmente encandilante y llenaba el revoloteo de los pétalos bajo la brisa de fulgor blanquecino. El aroma tenue me inducía a levantar la cabeza como si todo el campo fuera una especie de amplificador trascendental, como una forma en la que me podía conectar con el universo. Estuve en eso un par de minutos con los ojos cerrados hasta bajé la vista y noté la silueta difusa. Su vestido verde limón ligeramente traslúcido ondeaba dando vida a los colores de las flores que nos separaban, permaneció ahí inmóvil un buen rato. Yo la miraba, también sin ánimo de moverme, en realidad todo era inmóvil. Finalmente se volteó, sólo un poco, la silueta de su nariz quería desafiar al sol que se hacía cada vez más luminoso, ofuscando todo.
Nos vemos la próxima semana. Ese era un gracioso motivo para volver a otra dimensión, no es como que alguien fuere a preguntar, pero pensaba en lo que respondería "Porque un científico en una zapatería me dijo".
Nos vemos la próxima semana. Ese era un gracioso motivo para volver a otra dimensión, no es como que alguien fuere a preguntar, pero pensaba en lo que respondería "Porque un científico en una zapatería me dijo".
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