Acabo de notar un elemento común a las historias que he escrito hasta ahora. Las dos novelas y el primer cuento corto completados, así como e segundo cuento corto que me encuentro redactando. De todas éstas surge una inercia implacable que es la que cobra vida en la historia de forma casi autónoma (evidentemente alimentada por mi mano, pero con una conciencia que parece provenir de otro origen, no de ese alimento). Es una fuerza que no puedo controlar, o que no quiero, que en cualquier caso, hasta ahora, no he hecho el esfuerzo de contravenir.
Para ponerlo en otras palabras, mis historias tienen una inexorabilidad desde la primera oración, al momento que nacen, sus finales ya están trazados (aún cuando al momento de escribirlas me son desconocidos).
Así que! Estoy sopesando hacer el experimento de abrirme paso a través de esa inercia por fuerza en la próxima historia. Creo que una vez que visualice la historia, haré en una primera instancia mi mayor esfuerzo por potenciar esa inercia, y luego veré forzosamente cómo puedo quebrarla. El resultado pudiere bien ser un bodrio. Vamos a ver.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario