El urbugo es un
gran roedor cavador de la tierra. Puede medir un metro y medio de largo y pesar
hasta cien kilos. Sus garras están hechas de una aleación metálica más dura que
el acero y sus dos patas tienen la fuerza suficiente para cavar a gran
velocidad en la tierra e incluso puede penetrar la roca sólida. Su piel es
gruesa y dura, su densidad aumenta especialmente en la cola plana con forma
similar a la de una aleta redondeada, en dicho órgano concentra además un
sistema muscular que le permite dar fuertísimos golpes verticales, utiliza este
mecanismo para compactar la tierra cavada y así formar túneles de paredes
sumamente sólidas sin la necesidad de reubicar el material a medida que avanza.
Esto también le permite formar hábitats a grandes profundidades. Dos órganos
similares a orejas en su lomo, le permiten percibir vibraciones determinando la
dirección de origen, intuitivamente se aleja de las vibraciones fuertes, que
suelen provenir de movimientos de magma o del brúguel, su depredador natural.
Para defenderse del brúguel, el uburgo cavará a toda velocidad en la dirección
opuesta a las grandes vibraciones, a la vez que intentará encontrar formaciones
rocosas, en las cuales su depredador es incapaz de penetrar. A través de
milenios ha formado una relación de mutua dependencia con el muqui. La
alimentación del urbugo consiste en minerales y metales, sin embargo sólo le es
posible digerir fragmentos pequeños mezclados con tierra, siéndole imposible
beneficiarse de formaciones gruesas, por lo que guía al muqui a yacimientos de
minerales, éste mina la materia y muele una porción en fragmentos menores que
le sirven al urbugo como alimento. A su vez, los túneles cavados por urbugos conforman
el hábitat del muqui.
Extraído del índice de bestias Parte II
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