Mientras decenas de interacciones
explícitas e invisibles se desencadenaban a la vez, sólo Albers permanecía
quieto observando el orbe suspendido en su trayectoria aérea, como resignado a
la acción de fuerzas que el resto no podíamos comprender actuando sobre el
enigmático objeto. Calia no desperdiciaba tiempo para intentar aprehenderlo
situándose en su camino y Chiro se desplazaba hacia la habitación contigua
desde donde un flujo de copiáceas se dejaba ver ingresando al ataque.
***
-Es demasiado tarde.
Albers me hablaba más allá del
tiempo. El orbe se había desmantelado espontáneamente liberando un polvo
naranjo pálido brillante, algunas partículas de éste habían alcanzado a Calia,
Albers observaba con especial interés sus ojos, parecía preocupado de que el
polvo hubiese entrado en ellos.
-Mi compresor de fusión es una
verdadera obra de arte de ingeniería, aunque el principio es extremadamente
simple, se necesita una fuerza de contención desmesurada para que los extractos
de coralis interactúen entre sí. Para esto tuve que crear un aparato que fuera
impenetrable desde dentro y desde fuera; la forma en que lo logré fue haciendo
que todas las partes interactuaran entre sí, como un dominó, o una cúpula:
mientras cualquiera de las partes se someta a la más mínima tensión, las demás
reaccionan automáticamente. Es por eso que la única forma de abrirlo es dejarlo
libre de cualquier tensión. Normalmente eso requeriría un proceso complejo de
suspensión y anticentrifugado, pero con los poderes de este niño eso no fue
problema. Ahora la coralita, estas partículas, pronto llegarán al sistema
nervioso de Sithuria, imagino que en apenas unos minutos va a ser capaz de
controlar el tiempo tanto como nosotros. O más.
-¿Unos minutos? Interesante
elección de palabras.
Un escalofrío recorrió nuestras
espaldas, la voz de Calia provenía de un lugar indeterminado, no podía ser,
estábamos viéndola, estaba ahí inmóvil con la coralita igualmente suspendida en
el aire.
-Par de corbículos. Se ve que no tienen idea de nada, la comprensión más
básica se les escapa de las manos. Creen que pueden verme si no hay tiempo, ¿no
saben cómo funciona la luz?
Soltó una carcajada mientras nos
dejaba como estúpidos. Pero aunque era cierto que la luz no podía moverse si no
había tiempo, no podía ser eso, antes yo había visto a Albers moverse fuera del
tiempo.
-Eso es porque tu cerebro rellena
los espacios vacíos, pero en realidad lo que dice ella es cierto, ¡Cómo no lo pensé
antes! Las ondas de sonido producen una reacción en cadena, es por eso que
podemos escuchar, pero no ver, nuestros cerebros asumen qué es lo que vemos
gracias a lo que escuchamos.
En efecto, ya era demasiado tarde, antes de
poder reaccionar, el suelo temblaba bajo nuestros pies pese a estar el tiempo
detenido. Nos costó volver a nuestros sentidos, para cuando echamos a correr el
tiempo nuevamente, la escena era surreal. Una especie de distorsión espacial
frente a nosotros irradiaba una tenue luz amarilla, y en el centro de ella,
justo delante de nosotros, una versión miniaturizada de Calia caminaba
estática, haciéndose lentamente más pequeña. Inmediatamente no supimos
reaccionar, me acerqué a la distorsión, intenté tocar la miniatura de Calia,
pero mi mano la atravesó, ni siquiera sentí algo inusual en mi piel.
-Es fútil.
Me moví alrededor de la distorsión,
la figura de Calia rotaba junto conmigo, siempre mostrándome su espalda, como un
holograma, mientras continuaba encogiéndose.
-Es fútil te digo, es una perspectiva.
Finalmente la figura de Calia se volteó
y nos miró, hacía un gesto con sus manos mientras parecía decir algo, aunque no
podíamos escuchar nada. Seguíamos pasmados, mientras el suelo continuaba temblando
cada vez más violentamente. Sólo Chiro, que acababa de despejar el camino hacia
la otra habitación, mantenía su mente clara.
-Hay que salir.
Pese a señalarlo con tan natural cordura, nos aferraba
fuertemente de los brazos y sin desperdiciar un segundo nos arrastraba hasta que
nuestros propios pies finalmente comenzaban a correr a su ritmo. La mayor parte
del largo pasillo que habíamos recorrido hasta ese laboratorio se encontraba en
buen estado a pesar del movimiento, sin embargo, poco antes de llegar al acceso
del edificio, partes de los muros se habían desmoronado, y poco más adelante el
pasaje se descuadraba; la tierra se había separado, como cortada por un invisible
sable gigante.